Área Salud
“Mi papá, que en esa época era ya un docente muy prestigioso y conocido, me recomendó la Finis, porque conocía a todos los profesores. Porque hay más docentes preocupados de uno y porque hay más lámparas de fotocurado por cada alumno”.
“Siempre quise estudiar una carrera ligada a la actividad física y al ejercicio, entré por una línea, que era el ejercicio, pero en la Universidad empecé a involucrarme más en investigación científica (…) Me di cuenta de que la Finis entrega herramientas para la práctica clínica y para desarrollarse como profesional en la ciencia. Uno se da cuenta de que el proyecto que se ha hecho acá es muy robusto. Eso me ha impulsado a seguir creciendo como profesional y como persona”
“En la Finis somos diferentes rostros que la construyen. Que tenga ese sentido de lo humano es lo que más me gusta de la Universidad. Le tengo un cariño enorme porque me abrió muchas puertas y también confíó mucho en mí”.
“Me movía el servicio, pero yo quería colaborar en el contexto de la salud, porque me llamaba la atención. Además, en el colegio me iba muy bien en biología (…) La Universidad me dio esa oportunidad (intercambio en la U. Johns Hopkins de EE.UU.), que nunca hubiese tenido en Puerto Montt, donde también se dictaba la carrera, pero no con ese nivel de convenios”.
Siempre quise ser doctora y siempre quise ir a África a ayudar a los niños (…) Aprendí a escuchar. Y a entender que no necesitas estar en la mejor clínica del mundo para poder ayudar. Eso es lo que yo intento transmitir a mis alumnos y a mis becados. Les voy a enseñar a saludar a las personas, a ser educados con los pacientes, a escucharlos, a que sus problemas importan, porque es lo que a mí me enseñó la Finis: a ver los pacientes como las personas que son y no como la apendicitis o la neumonía que está en la habitación 214”.
Área Comunicaciones y Creatividad
“La Escuela de Teatro de la Finis era una familia. La recepción que nos hicieron las generaciones mayores fue literalmente un asado familiar. Muy cercano, muy íntimo, muy relajado, muy buena onda.(…) Las dos generaciones precedentes sí nos transmitían esa pasión, esa disciplina y esa como embriaguez por el teatro, en todas sus formas”.
“Desde niño sentí una fuerte atracción por las disciplinas del arte y la expresión creativa, y de la universidad me llamó la atención el plan de estudios integrado de Arquitectura y Diseño y su vinculación a la Escuela de Artes (…) El diseño es una manera de comprender la habitabilidad y las situaciones complejas que la desafían, cuestionan, modifican y finalmente definen.”
“Cuando salí del colegio, me puse a buscar escuelas de publicidad y pensé en las más tradicionales, y justo me enteré de que la Finis Terrae había abierto la carrera de publicidad en ese mismo año (2015). Dije: ‘voy a probar y fui a la universidad a preguntar cómo era la malla. Teníamos todos los ramos juntos. Todos teníamos Illustrator, todos teníamos redacción creativa, todos teníamos marketing. Entonces, lo que logra es crear un publicista totalmente integral”.
“La Finis tiene una línea súper basada en el contexto y en el territorio, no sólo en el edificio mismo. Nos preguntábamos cómo vemos el lugar donde estamos y cómo podemos representarlo o resaltarlo. Y, por otro lado, trabajábamos con el supuesto de un cliente. Era bonito enfrentar un trabajo mucho más relacionado a algo, que sólo por el puro formalismo o por lo bonito que pudiera ser. Era una mirada súper interesante de la Universidad”.
“Desde el momento en que la carrera me encontró, fui matea, matea. Salí la mejor alumna de la generación en el 2011”
“Una carrera universitaria te abre la cabeza, te hace mirar el mundo con otros ojos. Cuando estudié el plan común que tenía la Finis con Diseño era una especie de clínica de la composición que duraba dos años. Me rayó. O sea, estaba viendo y aprendiendo cosas que jamás pensé que iba a ver y aprender. Creía que en Arquitectura haríamos maquetas desde el primer día. Y no. Por un lado, había una suerte de desesperación de no hacer arquitectura propiamente tal, como sí hacían compañeros de colegio que estudiaron en otras universidades. Pero, por otro lado, sabía que me estaba llenando de un conocimiento que era súper importante”.
Me gustaba la malla de estudios de la Finis Terrae.
Me daba la idea de que era una universidad seria y de prestigio en Periodismo. La visité y las instalaciones me encantaron. Además, había un contacto más cercano con los profesores, propio de una universidad. Había una comunicación con ellos que iba más allá de la hora 20 que duraba el bloque”
Área Pedagogía y Humanidades
“(Con la creación de la escuela CREE) Dijimos si nos vamos a dedicar a la educación, no podemos no tener el título de profesor. Fue una gran experiencia porque logramos en el tiempo que teníamos disponible hacernos de todo lo que necesitábamos, de adquirir las bases y llenar los vacíos. El programa de la Finis fue espectacular porque tuve la oportunidad de meterme un poquito más en temas académicos, en investigación respecto de didáctica o respecto a currículum. Y eso me llevó a hacer el doctorado después”.
“Mis padres viajaron antes y fueron a la Universidad Finis Terrae a preguntar si tenían la carrera de Historia. Les dijeron que sí e, inmediatamente, se entrevistaron con don Álvaro Góngora (hasta hace poco decano de la Facultad de Humanidades y Comunicaciones), quien los recibió muy cálidamente, algo que recuerdan hasta el día de hoy (…) La calidad de los profesores. Teníamos los mismos docentes que cualquier universidad tradicional”.
“Qué bien me formó la Universidad, todo el aprendizaje que tuve, porque no me ha costado nada la vida laboral”.
“(La Finis) Es integral, humana y cálida. Con valores claros, que se alinean a los míos, con un enfoque social. La universidad me entregó muchas herramientas como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la didáctica, además el plan de estudios incluye prácticas presenciales en diversos colegios desde el primer año”.
“Siempre tuve un sentido de justicia muy grande, me importaban las desigualdades que se daban en la sociedad, ya sea desde cosas que pasaban con mis amigos hasta con los poderes del país (…) La Finis tiene en su formación un tema ético importante que, como profesor, permanentemente refuerzo. El Derecho mal ejercido te puede enriquecer rápidamente, pero con muchos costos. Y eso es algo que no se puede dejar de resaltar”.
Área Ingeniería y Negocios
“Empecé a representar a la universidad en eventos, ganando premios en convocatorias para jóvenes emprendedores en el área de innovación. A mí siempre me ha picado el bichito de la innovación, siempre me ha gustado mucho el tema de las startups (…) Gracias a una feria laboral creada en la Universidad conseguí mi primer trabajo en Agránimo, startup dedicada al desarrollo tecnológico en el mundo agrícola”.
“Me acuerdo haber llegado a una casa que tenía básicamente dos o tres salas de clase grandes, donde estábamos todos ahí, unos 100 alumnos metidos en esa sala, apretados, pero con la ilusión de que se estaba construyendo algo potente, algo nuevo (…) La exigencia fue alta, obviamente porque ellos (autoridades) querían sacar un buen producto, por así decirlo”.
“Valoré mucho la malla curricular de la Finis y sobre todo que los profesores hubieran venido de la Universidad de Chicago, desde la lógica del modelo económico. Ahora, a mí me fue interesando, más que la economía, el mundo de la administración. Y ahí estaba el profesor Óscar Johanssen, que era brillante, tan elegante, un intelectual de aquellos”.
“Al ser una Universidad tan chiquitita al inicio, diría que las primeras generaciones fuimos muy unidas. Era muy entretenido porque estaba todo por hacer. Hasta el día de hoy me junto con todos mis compañeros. Lo pasamos bien, nos reímos; es un grupo bien transversal el que armamos. Entonces, de verdad creo que la Universidad para mí no fue solamente un tema de estudio, trabajo y conocimiento, sino que también importó la fraternidad. El poder armar una red. Eso creo que fue súper valioso”.
“Siempre los profesores estaban dispuestos a explicar. Y como éramos una carrera tan chica y éramos tan pocos, estaba el tiempo y la disponibilidad de ir a preguntar y conversar con ellos (…) A lo largo de la carrera siempre nos impulsaron a desarrollar las ideas que surgían de los proyectos que hacíamos. Tuvimos cursos orientados al desarrollo, gestión y evaluación de proyectos o negocios”.
“Desde primero medio, que tuve los primeros ramos de economía en el colegio Verbo Divino me enamoré de la economía. No sé por qué enganché tanto con todas las teorías económicas, me leí todos los libros, yo sabía que iba a estudiar Economía. (…) Para mí lo más importante fue el equipo de personas que había fundado la Finis, que era un grupo de grandes economistas. Muchos de los fundadores eran los Chicago Boys, los del milagro económico chileno. Estaban Sergio de Castro, el “Toyota” Méndez (Juan Carlos), Pablo Baraona, Álvaro Vial, Adelio Pipino. Todos los libros y papers que había leído en el colegio eran de ellos, gente que había transformado la economía chilena”.
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